lunes, noviembre 13, 2006

El diario de Ana Frank

El diario de Ana Frank. Por imprevistos propios del grupo de edad al que pertenecen los miembros del Club trasladamos la fecha de reunión al primer sábado despues de Reyes, esto es, el 13 de enero. Después de releer esta obra me ha impresinado lo cercana que es. Por supuesto ha gustado mucho más a las chicas que a los chicos. Esto era previsible. No obstante, me parece que es una obra que supera todo intento de encuadrala en un género o tramo de edad concretos. Aún sigo preguntándome si era verdad que Ana Frank tuviera tal grado de madurez. Entre los miembros del Club fue especialmente significativa la relación entre Ana y su madre: todas "coindicían" con esa lucha titánica entre ambas. Intentamos ponernos en situación y lo primero que hicimos fue una lista de cinco cosas que nos llevaríamos en una maleta a un lugar como el de Ana. Imagínaos: portátiles, mp3, y sobre todo, cuadernos y lápices, además de algún curso de inglés (por aprovechar el tiempo). Pero nadie pensó en una radio. Pero todos pensaron en unos cuadernos y unos lápices, es decir, algo donde contar su experiencia.
Para ponernos en situación, colocamos alrededor de la mesa fotografías de lo que rodeó a Ana en ese momento trágico: la habitación de Ana, la de sus convecinos, Amsterdan, los alemanes entrando en la ciudad, el cuartel de la Gestapo, la persecución de los judíos (redadas, campos...), la carta que enviaban para que se presentaran en comisaría -impresionante- con lo que debían llevar encima, y, finalmente, el rostro -real- de nuestros personales (Ana, Margot, Peter...). A medida que escribo estas líneas me reafirmo en que es un libro totalmente nuevo, es decir, que los sentimientos que destilan sus páginas aún están vigentes y lo seguirán estando pues la sinceridad que rezúman es imperecedera. Los distintos personajes que circulan por la obra alcanzan nuestra conmiseración al saber de su trágico final. De todas formas, como dijimos en la reunión, qué ser humano podría soportar tal crueldad por parte de los que hasta ayer eran sus vecinos. El amor. Siempre el amor, cómo no iba a estar presente entre unos jóvenes que, día a día, buscan esperanza en un futuro mejor.

Los lunes, poesía (antología para jóvenes)

El Club de Lectura Juvenil “Montag” de la BPE-BP “Infanta Elena” de Sevilla inició en el mes de octubre su cuarto curso en torno al libro Los lunes, poesía publicado por la editorial Hiperión y de la mano de su antólogo Juan Carlos Sierra Gómez.

La poesía, hermana menor de la LIJ, no había sido propuesta en nuestro club aún pero la celebración de un Seminario -cuyo objetivo ha sido fomentar la poesía entre el público infantil-juvenil dentro de las celebraciones sobre JRJ- ha sido la excusa para la propuesta de este título.

Los autores antologados cumplen un requisito fundamental, son de una rabiosa actualidad, es decir, tratan temas que importan a los jóvenes, les motiva y les avisa que la “poesía es otra”, distinta a los “ripios, florecillas” y demás connotaciones negativas. Así, tenemos a Felipe Benítez Reyes, Luis Alberto de Cuenca, Rafael Espejo, Ariadna G. García, Vicente Gallego, García Montero, Goytisolo, Marzal, Carlos Pardo, Luis Antonio de Villena...

Juan Carlos Sierra, con sus grandes dotes de comunicador, entusiasmó desde el principio a los chavales; primero, con su voz –recitando con pasión- ; segundo, con la cercanía que le da ser un joven profesor; y tercero, con el rigor y acierto que realizó la selección. Sólo posible en alguien que ama lo que hace. De nuevo, muchas gracias, Juan Carlos.

El salón de actos se llenó de voces juveniles que dieron vida, por iniciativa propia, a aquellos poemas que más sintieron como propios; recordemos, entre otros: Procuro recordarte, de Carlos Pardo; Rambla de Sant Josep1, de Fonollosa; In illo tempore, de Luis Alberto de Cuenca; La víspera incierta, de Luis Antonio de Villena; La historia interminable, de Vicente Gallego; Confidencias, Felipe Benítez Reyes; La amiga, de Luis Muñoz; Me basta así, de Ángel Gonzalez, leído, esta vez por Juan Carlos, el cual dio forma a cada uno de nuestros “amores” personales; Échale a él la culpa, de Vicente Gallego; Life vest under your seat, de García Montero...

Se transmitió, en definitiva, la idea de que la poesía es el medio más subversivo y a la vez el más íntimo que poseemos y que con libros como éste se aviva el interés hacia la misma.